Kibbutz Lotan, Eilat-Israel. |
Si bien muchos de nosotros hemos
escuchado el término “Permacultura” no todos sabemos con precisión qué es, y
cómo funciona.
La palabra permacultura fue acuñada
por Bill Mollison, es la conjunción de dos palabras del idioma inglés permanent agriculture (agricultura
permanente), pero también significa “cultura permanente” y es entre estas 2
interpretaciones donde radica el verdadero significado. La motivación de la permacultura es:
El
crear sistemas de producción y convivencia de organismos para el beneficio de
todos, es decir, que al pasar el tiempo requieran de la menor intervención
humana posible para que el sistema siga funcionando, creciendo y produciendo.
La flor de la permacultura nos explica de forma muy gráfica cual es la relación de las principales campos de acción para lograr una vida y una cultura sostenible. Es en esta relación donde la arquitectura juega un papel importante, ya que se requiere de la creación de espacios habitables, con materiales naturales y control de clima, que solo a través del diseño bien pensado y adecuado a la región se puede lograr.
El campo de acción es gigantesco
ya que cada región representa un reto distinto, en nuestro propio país podemos
darnos cuenta de la variedad de climas y materias primas que existen y con
ellas se pueden obtener resultados extraordinarios.
El verdadero reto es poner a la
Arquitectura al servicio del sistema permacultural completo, que sea adecuada y
que funcione para hacer más cómoda la vida de las personas, plantas y animales
que ahí habiten, que sea lo más ahorradora e independiente de los principales
sistemas de abastecimiento de energías. Y sobre todo que no pierda los
principios estéticos que por años han caracterizado al arte de construir.
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